Recien llegado al lugar [Odette]

Odette separó los dedos del labio inferior de el que fue su chico y bajó la mirada lentamente. Le sabía mal pero no iva a renunciar a su vida profesional cargada de dinero y fama por su hija. Podía sonar muy cruel, pero Hollywood era su vida. Sólo tenía 22 años.. ¿qué iva a hacer si lo dejaba todo ahora? No, no podía. Lo miró seria y negó con la cabeza para susurrar

- Gabi.. tengo el mejor trabajo del mundo... estoy cumpliendo mi sueño.. no voy a renunciar a él.. lo siento

Se soltó de su abrazo y se separó de ella, enfadado otra vez. Odette sin duda era la única de enfadarlo tantas veces en un mismo día. Se levantó de donde estaba y empezó a dar vueltas por el baño con las manos metidas en los bolsillos.

- Si piensas que te vas a largar con mi hija a Hollywood, la llevas clara.-Le dijo, intentando no volver a perder los estribos.- ¿Te quieres ir? Perfecto pero ella se queda aquí, conmigo.

Odette siguió de rodillas en el suelo, descalza y con el vestido arrugado que revelaba más de su cuerpo que el que ella hubiera deseado, pero qué más daba ya. Bajó la mirada al suelo de ese baño público y negó con la cabeza. No pensaba dejar Hollywood. Y el sueño de Andrea era ir allí a ser una estrella del cine como su madre biológica

- Gabriel.. Andrea me ha pedido que la lleve, quiere ser estrella de cien.. y estudiar en la academia de interpretación de Los Ángeles..

Susurró sin mirarlo

Se acercó a la puerta y la abrió, deseando poder salir de allí. No podía creer que le volviera hacer eso, arrebatarle poder estar con su hija otra vez. La dejó allí en el baño y caminó por la cafetería notando las miradas de los allí presentes. Se acercó a la barra para pagar el capuccino que no se había tomado. Necesitaba salir y tomar un poco el aire.

Odette siguió en el suelo con la mirada perdida. Él no le había dejado terminar pero ahora ya daba como bastante igual... Rodó los ojos y se puso en pie para cojer los tacones del suelo. Se acercó al espejo y se limpió la cara para sacar luego de su bolso el estuche de maquillaje. Suspiró y se maquilló bien de nuevo. Podía estar despechada, pero no estaría fea al menos. Se mordió el labio inferior y se lo pintó lentamente, tratando de ver en ese reflejo la muchacha adolescente que cometió un error que hoy día pagaba y muy caro. Suspiró odiándose y se peinó con los dedos para apoyarse en la pared y ponerse los tacones de nuevo y andó hacia la puerta para irse del lugar. Otro día más, otro día más para olvidar

Le pagó a la misma camarera de antes el capuccino y tras guardarse la cartera en el bolsillo de su cazadora. Se disculpó con el dueño del lugar por el escándalo de antes, tan educado y caballero como siempre. No quería empezar con mal pie en el pueblo. Tras hablar con el dueño, se dirigió a la puerta no quería cruzarse con Odette por lo que deseaba salir de allí lo más rápidamente que pudiera.